Oh María, Virgen Soberana, gloria de los justos, hija humildísima del Padre, madre purísima del hijo, esposa amadísima del Espíritu Santo! Yo te amo y te ofrezco todo mi ser para que lo bendigas. María, llena de bondad y clemencia, me acerco a ti y te invoco en estas horas de amargura para implorar tus favores. Así como enciendo esta luz que tú madre mia ilumines mi vida y ponga en mi camino un hombre marido