Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día
malo lo librará Jehová.
Jehová lo guardará, y le dará vida; Será
bienaventurado en la tierra, Y no lo entregarás a la
voluntad de sus enemigos.
Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor;
Mullirás toda su cama en su enfermedad.
Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; Sana mi
alma, porque contra ti he pecado.
Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando:
¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
Y si vienen a verme, hablan mentira; Su corazón
recoge para sí iniquidad, Y al salir fuera la divulgan.
Reunidos murmuran contra mí todos los que me
aborrecen; Contra mí piensan mal, diciendo de mí:
Cosa pestilencial se ha apoderado de él; Y el que
cayó en cama no volverá a levantarse.
Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el
que de mi pan comía, Alzó contra mí el calcañar.
Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme
levantar, Y les daré el pago.
En esto conoceré que te he agradado, Que mi
enemigo no se huelgue de mí.
En cuanto a mí, en mi integridad me has
sustentado, Y me has hecho estar delante de ti
para siempre.
Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, Por los siglos
de los siglos. Amén y Amén